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Era claro que no podían ir ni a la casa de Mariano, ni a la oficina del enano. Si en algo tenían razón los monjes lunáticos (y ahora en crisis existencial), era en que el mejor sitio para estar a salvo, era con ellos. Todo, naturalmente, bajo el supuesto de que La Organización no los encontrara.

- Tenemos que salir de aquí, encontrar al Indio Amazónico y poner fin a todo esto- dijo Mariano.
- Por la Luna, el Indio Amazónico es un asunto trivial. Con usted de nuestra parte, tenemos la posibilidad de cambiar nuevamente el orden mundial.
- ¿Seremos ricos?- preguntó el enano.
- Mire,- dijo Mariano- si lo que dicen estos tipos resulta ser cierto, le prometo y un país entero en el que le rindan culto a usted y no a mí.
- Excelente. Cuenten conmigo entonces. ¿Por dónde empezamos?
- ¿No dijeron ustedes que tenían la colaboración de políticos y personas influyentes?- preguntó Sarasti a los de túnica.
- Claro. Todos los que tienen bigote colaboran con nuestra sociedad de una manera u otra. Serpa, Pastrana, hasta Pablo Escobar fue un lunático consagrado.
- ¿Bigote?
- Sí. Hemos tenido que cambiar la manera de identificarlos con el tiempo. En principio, estas túnicas blancas no eran suficiente porque eran muy comunes, así que optamos por portar una manta roja. Con la popularización del cristianismo, se volvió imposible reconocerlos, porque se puso de moda el atuendo. Hemos cambiado y cambiado según la moda de la época, y desde la llegada a Colombia hemos tenido buenos resultados con el bigote. Es arbitrario, pero raro.
- Bueno, pues yo ya ni siquiera voy a intentar entender lo que me dicen. ¿Cómo contactamos a uno de sus colaboradores?
- Ah, no, nosotros no los contactamos directamente.
- ¿Entonces?
- Les mandamos mensajes.
- ¿Cómo?
- Mmm, lo siento, eso no se lo podemos decir.
- ¡Jueputa! ¡Qué desespero de personas! ¿Y entonces?
- Ya nos comunicamos. Ahora falta que ellos se comuniquen con nosotros.
- Y, ¿cómo saben que el mensaje les llegó?
- No sabemos.
- Y mientras ellos hacen algo, ¿qué hacemos?
- Ah, pues no sé.
- Podemos ir donde las putas-interrumpió el enano- en los burdeles uno siempre consigue la mejor información.
- Mijo, pero usté si parece el conejito de Energizer, ¿no? Nada de prostíbulos por hoy,-dijo Mariano- yo sé lo que vamos a hacer. Vamos ir a pedirle ayuda a la comunidad gay. Si hay un chisme en Colombia, es la mejor red de información.

Dicho esto, el pintoresco y surreal grupo de lunáticos, enano y homosexual echó a andar por las calles de Bogotá en busca de un bar gay.